miércoles, 28 de marzo de 2012

Hacia una traducción de las luchas euromediterráneas


  El 29 de Septiembre de 2010 CCOO y UGT convocaban la huelga general contra la reforma laboral del PSOE. Las redes estudiantiles se organizan para participar conjuntamente pero como bloque propio. Exactamente 18 meses después, el 29 de Marzo de 2012, los sindicatos vuelven a llamar a la huelga y todo el espectro del 15M se organiza para que ésta sea un éxito.



        El 9 de Marzo de 2012, la FIOM (sindicato metalúrgico italiano) convoca la huelga general en el sector, rompiendo la paz social impuesta por su sindicato federal (CGIL). Las redes de centros sociales participan en la manifestación de Roma que es un éxito pese al efecto Monti. Los lemas del sindicato conjugan el rechazo de la reforma laboral con la petición de la renta garantizada (petición histórica de los movimientos sociales italianos).




        ¿Podemos entender estas dos escenas como realidades conectadas, más allá de una vaga noción de rechazo al neoliberalismo? ¿Podemos empezar a pensar en un movimiento europeo o euromediterráneo?

        El primer elemento claro es que estas escenas se conectan a través de aquellos que las han provocado, unos dirigentes que en muchos casos identificamos con la troika del BCE, FMI y Comisión Europea, pero que cuentan con el beneplácito de todos aquellos gobernantes que Juventud Sin Futuro identifica con el R€gimen: banqueros, políticos, organizaciones internacionales, hedge-founds...

        Estos, mediante una serie de reformas diversas en cada país pero a la vez comunes, están imponiendo un ciclo de la economía pública basado en la austeridad y que en el mundo del empleo tiene unas connotaciones específicas. Una reforma que viene de lejos y que tiene su inicio en las islas británicas con la operada por Margaret Thatcher, que tuvo como oposición la huelga de la minería de 1984; pero que fue plenamente desarrollada por los socialdemócratas alemanes de mano de Schröder y ahora se traduce en las reformas laborales que se aprobarán en Italia y España.

        Unas reformas laborales que tienen dos mensajes, uno público y uno privado. El público se dirige a unas generaciones desencantadas y hartas de un mercado laboral de primera-privilegiado y uno de segunda-precario; en este sentido se dice que las reformas quitan privilegios para igualar derechos. Pero el mensaje real a TODA la población es que el pacto social se debe renegociar, es el intento por suprimir las herramientas de gestión colectiva del conflicto laboral y retornar al modelo de negociación individual, aislada, en el que el empresario pueda imponer su fuerza de forma inmediata.

        Por ello, tal como se está desarrollado la reforma laboral se están estructurando los movimientos de oposición a nivel europeo (15M, occupy, CSO...), traduciendo sus propuestas. Esta traducción se torna fundamental pues el sueño de ver Madrid o Roma como Atenas (pudiendo intercambiar las ciudades) no es más que una ilusión. Las realidades históricas diversas, los actores implicados muy diferentes, la incidencia de la crisis que no es la misma o del desarrollo del capitalismo son elementos muy determinantes para que empecemos a pensar en cómo se traducen las luchas.

        Debemos comprender la traducción como herramienta política. Una herramienta que nos sirva para entender los procesos históricos que nos rodean y los podamos implementar en nuestra realidad para que nuestras acciones sean más efectivas. Pero entender que esto no será más que una de las muchas herramientas que podemos usar, es decir que no podemos simplemente traducir experiencias, debemos también ser capaces de innovar y de atrevernos a poner en práctica dichas novedades.  

        Uso el concepto de traducción pues entendemos que las experiencias de otras realidades, por mucho que nos gusten, no pueden ser imitadas sin más, al igual que las reformas laborales no son copias una de otra. Las prácticas deben pasar por un proceso que nos permitan separar lo que nos sirve tal cual, lo que se debe adaptar y lo que debemos, simplemente, obviar. Al igual que en una traducción real, si simplemente se cambia el idioma de las palabras no se comprende prácticamente nada, se debe modificar las estructuras del lenguaje, comprender las diferentes acepciones de las palabras, atender a la receptora del mensaje y añadir referencias socio-culturales que den sentido al mensaje emitido en otra realidad.
        
        En España se ha repetido hasta la saciedad que debíamos fijarnos en el modelo de “minijob” alemán, un modelo que prioriza la utilización de las trabajadoras en puestos de poca duración y con salarios reducidos. En Italia se habla de un nuevo conjunto de amortizadores sociales (subsidios que ayuden a superar la crisis de empleo). En ambas propuestas la idea es la misma, desincentivar a las precarias hacia la alianza con los sindicatos “clásicos”.

        La traducción de luchas que observamos en el sur de Europa pasa por comprender la reactivación de todo el mundo del trabajo (desde una visión muy amplia). Pero para ello se necesita empezar a tender puentes entre quienes llevan años esperando que la crisis del empleo fordista pase de largo y aquellas que se tornan incapaces de organizar una lucha de masas (y duradera) en torno a nuevos modelos de explotación de la producción social y precaria.

        La propuesta de los centros sociales del área de la autonomía italiana es la alianza entre las redes que trabajan la precariedad y el sindicato metalúrgico FIOM (proveniente de la experiencia de sindicalismo comunista). Una alianza que se lleva realizando desde hace unos meses y que ha tenido su primer acto de masas en la manifestación nacional contra la reforma laboral del 9 de Marzo. La estructura de la alianza parte de la realidad de los centros sociales inmersos en varias redes superpuestas a nivel local y nacional. La constitución y desarrollo de discurso por parte de estas redes aporta al movimiento una variedad de análisis y una vivacidad que hace los contactos algo lento pero poco a poco más profundo, como se reflejaba en los lemas (Reconquistar el contrato desde la FIAT/ extender el empleo, los derechos y el artículo 18 -prohibición del despido improcedente-/ Garantizar la renta -como salario social- y la ciudadanía). Todo ello a pesar de que tras los gobiernos Berlusconi y la irrupción de Monti (apoyado por todo el arco parlamentario y no molestado por el sindicato ex-comunista, y al cual esta federada la FIOM, la CGIL -responsable de una paz social sólo rota tras el anuncio de una reforma bastante agresiva-) el país se encuentra en un proceso de catarsis que no sabe si apoyar las medidas de “salvación” o rechazar el gobierno neoliberal.

        La propuesta madrileña en torno a la huelga general del 29M será similar. El proyecto unificador es TomalaHuelga, plataforma que une a la mayoría de los sectores del 15M y que reivindica la acción colectiva para las que les cuesta verse represeantadas en el panorama sindical. Esto ayudará a generar una afinidad en un campo de la política que en Madrid está un tanto abandonado por los movimientos sociales, el mundo del empleo y en especial del empleo precario.
        



        

Más complicada será una eventual alianza con las estructuras sindicales: el papel que CCOO ha tenido en el gobierno Zapatero le separa en gran medida de muchas de las participantes de TomalaHuelga. Los sectores críticos pueden jugar un papel fundamental pero han de estar abiertos a otras propuestas políticas que se salen de lo "tradicional". Existe también un sindicalismo crítico encabezado por CGT que ha plantado cara a los gobiernos socialistas y que ahora mismo tiene una estrategia de diferenciación absoluta con los sindicatos mayoritarios (de tal manera que en la huelga harán una manifestación completamente separada, como viene siendo habitual), lo cual dificulta la elección de quiénes son nuestros aliados sin entrometerse en los conflictos internos de la política sindical.

        

        Pero frente a ello debemos tener claro que el conflicto social debe encaminarse a modelos similares, como similares son las reformas. Hay que buscar tener puentes con quien se pueda y de manera que las relaciones sean beneficiosas para todas.

        La traducción nos impone que el mensaje se lea de forma clara, es necesaria la rearticulación del trabajo para afrontar la fase de conflicto que se abre a partir de ahora. Es fundamental comprender que la dinámica histórica postfordista ha hecho coincidir a dos realidades del trabajo diversas pero que tienen los mismos objetivos, recuperar su vida y comenzar a organizarse por sí misma. 
        
        Las alianzas entre sindicalismo y precariedad deben entenderse con apertura de mente por ambas partes y con generosidad por parte de todas. Desarrollando procesos de autonomía en el seno de las organizaciones tanto sindicales como de lo social, desde las que tomar líneas políticas trasformadoras para la nueva situación que aparece en el horizonte. Reconozcamos que nuestras prácticas y nuestros discursos hoy se encuentran lejanos pero reconozcamos nuestro valor: los sindicatos siguen siendo organizaciones de masas (como han demostrado recientemente) y que el precariado es una realidad nueva de explotación de trabajo vivo y no una mera comparsa de las dinámicas políticas laboristas, como fueron las estudiantes en los años 60-70.
        
        Por ello debemos saber que la Huelga es de todas: Trabajadoras de fábrica, estudiantes, precarias, empleadas, empleadas del hogar, migrantes...


Ignacio Martín Pina, miembro de Juventud Sin Futuro y Colectivo 1984     



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