Pocas
presentaciones necesita Quique González. Cantautor
madrileño nacido en 1973, arrastra una auténtica legión de fans,
que se ha ganado concierto a concierto, tema a tema, entrando
en sus sueños. Algunas críticas apuntan a la simpleza de las
letras en muchas de sus composiciones, a la repetición de temáticas
y estructuras rítmicas, y todo esto es cierto. Pero Quique tiene una
capacidad inusitada, la de crear paisajes, sensaciones e
historias sin mucho más que un sujeto y un predicado. Desde que
publicara Personal en 1998, este potencial evocador
con el que magnetiza a miles de seguidores no ha parado de
desarrollarse.
Liberado
del bullicioso Madrid -hace siete años se mudó a Cantabria- y de
las estructuras más rancias del business de la
industria musical, cabía esperar un cambio en su trayectoria.
En Daiquiri Blues (2009), Quique sorprendió a
propios y extraños abandonando definitivamente -con alguna salvedad-
los sonidos rockeros que habían caracterizado a sus dos grandes
obras, Salitre 48 y Pájaros Mojados, para
ambientar historias más intimistas que nunca y dar paso a
un tono, por fin, verdaderamente personal. Gustara más o menos,
Quique González se había conseguido liberar del Antonio Vega de
Nacha Pop y de Enrique Urquijo.
En Delantera
Mítica, su noveno disco, el Quique rockero de antaño trata
de fusionarse con el de Daiquiri. Aunque está mejor
acompañado que nunca, con un instrumental -Nashville calidade-
impresionante y ninguna composición es mediocre, el resultado es
decepcionante. Nos tiene demasiado acostumbrados a canciones míticas.
El
disco comienza con "Tenía que Decírtelo", un single que
sirvió como adelanto del disco -cabe destacar la campaña realizada
para crear expectación, con concursos y presentaciones a medias-.
Dejando de lado el videoclip
low-cost, el tema es un clásico
desde su primera reproducción. El
estribillo entra y la estrofa deja poso. Su mayor problema es
que recuerda demasiado a muchas otras de sus canciones, por lo que
desde mi punto de vista no se colaría en el top 20 de
composiciones rockeras de Quique.
Sigue
"La Fábrica"; es buena canción, muy de Quique, muy
de sus fans también. Habla de Dios, habla de novias y
conflictos internos. Cómo no va a gustar. Y entonces se produce el
primer bajón. Hasta la sexta canción nada llama mi atención. Tres
temas aceptables, uno rockero (al más puro estilo de "Perdone
Agente") y dos intimistas (a medio camino entre "Piedras y
Flores" y "Discos de Antes"), con cierta voluntad de acercarse al panorama político y social actual, pero poca mordiente.
Aparece Zahara,
amiga y habitual en sus colaboraciones con Quique, con "Las
Chicas son Magníficas", una canción casi naif basada en una
verdad universal, que las chicas son magníficas. El tema realmente
habla de la amistad, el eje sobre el que se vertebra
el disco -no en vano, grandes amigos del cantautor como César Pop o
Leiva han colaborado activamente, y se nota su impronta-, y en
algunos casos llega a emocionar. En cualquier caso, cabe
cuestionarse si no se podría esperar algún mensaje más allá
del bro´s before ho´s de un compositor que entra
ya en los cuarenta.
También
emocionantes resultan "No encuentro a Samuel" y "Delantera
Mítica", otras dos composiciones sobre los compañeros
de viaje, que
son las que más llaman la atención. Esta última, que da nombre al
disco y no por casualidad, rima con "Cuando
Eramos Reyes", el primer gran himno de Quique, aparecido en
1998. Una visión
nostálgica de
la amistad o del amor, de cómo uno deja de ver las relaciones como
una asociación casi magistral para entender que son tan imperfectas
e inestables como el propio ser humano.
He caído en todas tus trampas
pero
te llevo en el corazón
Fuimos una delantera mítica
y
lo entiendo pase lo que pase
porque
te llevo en el corazón
El
disco llega a su fin con una versión de "¿Is your love in
vain?" de Bob Dylan, tema que se ajusta como un
guante al estilo y voz de Quique. El cantante, poco dado a rendir
homenajes en sus discos anteriores, hace desfilar por sus letras a
varios iconos de la cultura popular de los últimos años: desde el
gol de Iniesta hasta Jimmy Mcnulty, protagonista
de la serie The Wire.
"Delantera
Mítica" es un disco fácilmente digerible. 45
minutos agradables para ser escuchados en el coche, una mañana de
resaca o antes de ir al trabajo, mejor si se hace mirando el
transitar de las calles. Pero no llega mucho más allá. No
es luminoso como alguno de sus primeros trabajos, tampoco
las historias resultan tan redondas como las de Daiquiri. Cuesta
recordar más de una o dos canciones después de haber escuchado el
disco en varias ocasiones. Quique y sus fans siempre han sido
una delantera mítica, así que es imposible no
cogerle cariño. Pero esta relación, de amistad sincera, parece estancada.
Es casi imposible acceder al disco a través de plataformas como Youtube o Goear, así que en Spotify queda
Yo como Carmela ¡que orgullosa estoy de este hijo! :un gusto de leer y escuchar
ResponderEliminarMAMAS AL PODER!
EliminarQue bien escriben estos hijos. Yo ya le he dicho a mi Mariquiña que farian una hermosa parella.Biquiños.
Demasiado duro en tus comentarios. Estando de acuerdo contigo en muchas de tus apreciaciones, entiendo que una voz tan personalísima como la de Quique Gonzalez y unas letras a las que nos tiene acostumbrados son difíciles de reinventar y sorprender al 100%
ResponderEliminar""Las Chicas son Magníficas", una canción casi naif basada en una verdad universal, que las chicas son magníficas" y que estés a dos velas Roberto, qué injusto :( Menos mal que tú también eres muy naif.
ResponderEliminarNaif y muy bueno en general. Esto es un llamamiento a las magníficas para soplar las velas.
EliminarSorry tío, en el próximo disco prometo esforzarme más.
ResponderEliminarNo pasa nada Quiquin, con trabajo todo sale mejor.
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