Íñigo Errejón (Madrid,
1983) es doctor e investigador en Ciencia Política en la Universidad
Complutense de Madrid y miembro del consejo ejecutivo de la fundación CEPS
(Centro de Estudios Políticos y Sociales). Doctorado con una tesis sobre el
proceso boliviano, el MAS y la construcción de hegemonía, es un gran conocedor
de los procesos de cambio de Ecuador, Venezuela y Bolivia. Junto con Alfredo
Serrano ha editado el libro ¡Ahora es cuando, carajo! Del asalto a la
transformación del estado en Bolivia
(2011). Es asimismo miembro del
consejo editorial de la revista de análisis político Viento Sur. Ha realizado recientemente una estancia de investigación de siete meses en la Universidad Central de Venezuela. De las últimas elecciones y el proceso de cambio que vive el país lationamericano hablamos en esta primera parte de entrevista. También de las posibles analogías y traducciones, de los diferentes tratamientos a un lado y a otro del Atlántico.
El 7 de octubre Chávez ganó las elecciones contra una oposición
unida que aceptó los resultados. ¿Supone esto un cambio de escenario?
Sí. Yo creo que la novedad fundamental no se ha producido por el
lado de la candidatura de Chávez, sino por el lado de la candidatura de la oposición.
No solo porque reconociera los resultados, que ya es muy significativo, y que
me parece a mí que indica una voluntad de aceptar el marco del sistema político
en el que tienen que competir e ir hacia una competición a largo plazo. Pero lo
más importante para mí ha sido me parece el entendimiento, no sé si eso es una
cosa política muy profunda o más en términos de estrategia electoral, de que
hay cosas que ya han cambiado en el país, de que los valores, las cosas que los
venezolanos consideran buenas y malas, los criterios de legitimidad, la cultura
del país ha cambiado, y por tanto hay que disputar dentro de esa nueva cultura.
Ahí está por ejemplo el reconocimiento o la declaración del candidato de la
derecha de que las misiones sociales tenían que ser respetadas, de un intento
de disputarle la identidad nacional y la cuestión de la soberanía.
¿Cuáles son los retos del proceso venezolano para los próximos seis años?
¿Cuáles son los retos del proceso venezolano para los próximos seis años?
Lo que la gente ha expresado en las urnas, que siempre es difícil
saberlo… Es que hay fundamentalmente un mandato de seguir el proceso de
cambio político pero con mayores niveles de eficacia. Me parece que hay un
cierto cansancio del choque político permanente, y hay una voluntad de seguir
con las políticas sociales. Determinadas políticas públicas que funcionen: hay
una reclamación importante con la cuestión de la seguridad, que en todo caso es
un problema regional. Hay una reclamación importante sobre la vialidad, sobre
la electricidad. Hay básicamente un acuerdo en la mayoría de los venezolanos
sobre el modelo político, pero corrigiendo cosas, corrigiendo hacia el interior.
El Presidente es la figura dominante de la política de Venezuela.
¿Hay sucesores? ¿Habrá chavismo después de Chávez?
Divido las preguntas: lo habrá con toda seguridad. Creo que el
chavismo es una identidad política que ha llegado para quedarse en la política
venezolana, y que la va a seguir marcando las siguientes décadas. En un
cierto sentido estamos hablando de un fenómeno parecido al peronismo en
Argentina, lo que pasa que con menos ambivalencias. Es decir, en el chavismo no
caben posiciones casi de extrema derecha como cabían en el peronismo clásico.
Pero sin duda estamos ante la identidad política más importante, la que sigue
dividiendo los amores y los odios de la gran mayoría de los venezolanos. Hay
una mayoría política pero tiene en frente a un 30-35% que tiene como factor de
cohesión detestar. Eso seguirá, y seguirá por tiempo. Y ahí se ha generado una
identidad, un desguace, unos nuevos valores, un sentimiento de comunidad
afectivo, mítico, que va a permanecer.
¿Habrá sucesores? Es difícil pensarlo. Es difícil pensarlo ahora,
no porque no los haya, sino porque ese tipo de liderazgos no dejan que surja un
segundo. Eso habrá que verlo en el momento en que Chávez ya no esté en el
centro de la vida política. Sin duda, habrá estímulos para que haya personas
que rescaten o que encarnen la continuación del chavismo sin Chávez, pero es
pronto para decirlo.
El pasado 16 de octubre, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)
dio a conocer una resolución sobre Venezuela donde exige al gobierno venezolano
cesar la persecución política, policial y judicial contra los periodistas y medios.
Es una constante criticar al gobierno venezolano (y también al de Ecuador)
de déficits en cuanto a libertad de prensa, ¿qué hay de cierto en esto?
Hay que contextualizar: la SIP es la patronal de los propietarios
de medios de comunicación privados. Es una asociación de empresarios que tiene
derecho a emitir los dictámenes que quiera pero que se ha acostumbrado durante
demasiados tiempo a que un derechos como es el derecho a la comunicación y a la
información esté concentrado en pocas manos. Y en pocas manos no en razón de
ninguna legitimidad democrática, sino de la propiedad. Es decir: es un gremio
de propietarios que defiende lo que hasta ahora ha sido un oligopolio: muy
pocas familias controlando los medios que generaban opinión. Y de ahí se derivaba
claramente un importante caudal de poder político.
Que en Venezuela hay libertad de prensa es algo que es obvio, se
dice permanentemente y basta comprobarlo en el país. Hay afirmaciones en
programas de televisión, portadas de diarios que en España serían prohibidos, que
en España habrían hecho que cerrara el medio. Sin embargo se expresan
permanentemente con una beligerancia desconocida para el público europeo contra
el gobierno. Con una beligerancia que además es aumentada por el hecho de que
son casi el 80% del espectro mediático. Y por tanto sobrerrepresenta una
posición política que es relevante en el país pero en el mejor de los casos
llega al 45%. Es decir, esa posición política tiene el 80% de los medios de
comunicación y los utiliza como trincheras contra el gobierno. Está en su
derecho. Pero claro, es poco creíble que alguien publique en plena portada que no hay libertad de expresión.
Me parece una contradicción en los términos. En todo caso es una de las peleas
fundamentales abiertas en América Latina.
Sin embargo sí que es cierto que ha habido emisoras de radio cerradas,
y que se extinguió la licencia de Radio Caracas
Televisión en 2007.
Sí, lo que sí que ha habido en Venezuela son medios a los que se
les ha caducado la licencia y no se les ha renovado. A pesar de lo cual sigue
habiendo una increíble mayoría de medios de propiedad privada. Pero sí, es
verdad que a RCTV, a un canal golpista –pero no golpista por la ideología que
defienda, golpista por sus posiciones declaradas, explícitas, en apoyo a un
golpe contra un gobierno constitucional – que ha seguido emitiendo y cuando se
le acabó la licencia no se le renovó. Si en España hubiera un medio de
comunicación que alentase un golpe de estado y ese golpe de estado fracasara,
ese medio desaparecería al día siguiente. Yo creo que esto no le cuesta a nadie
entenderlo.
Cruzamos el charco pero
seguimos hablando de medios. Los españoles cubrieron la campaña de Chávez
usando expresiones como “régimen” o “caudillo” para referirse a su gobierno y a
su persona mientras tomaban partido por el candidato opositor. ¿Por qué sucede
esto?
Diría que hay dos razones. Hay una primera muy burda, muy poco
sofisticada: los propietarios de los medios de comunicación tienen intereses
económicos en América Latina, y esos intereses se ven amenazados por los
gobiernos que recuperan la soberanía y que toman control de parte importante de
sus recursos. Y por tanto esos gobiernos tienen intereses objetivamente
contrapuestos a los del oligopolio mediático. Ahí está por ejemplo la postura
especialmente beligerante de PRISA, que es una máquina de guerra contra los
gobiernos progresistas de América Latina, y lo es en primer lugar porque tiene
sus intereses comerciales afectados.
Pero hay un segundo motivo, que es el más complicado y que yo creo
que pasa desapercibido, puede que incluso para muchos de los periodistas que
escriben esas noticias agresivas contra los gobiernos de izquierdas en América
Latina: es la identificación de democracia y liberalismo, que además
tiene que ver con una cierta mirada colonial por la cual se piensa que en el
fondo los electorados latinoamericanos son menos maduros que los europeos y lo
que votan no tiene el mismo valor democrático.
¿Es posible que surja una figura de liderazgo similar a
Hugo Chávez o Evo Morales en Europa, o estos son fenómenos específicamente
latinoamericanos?
La forma concreta de liderazgo no, me parece más raro pensar que aparezca aquí. Ahora,
creo que América Latina enseña muchas cosas que no deben ser tomados como “lationamericanismos”
sino como formas de expresión de la transformación política. Es decir cuando la
política se hace conflictiva, tumultuosa y de masas emergen rasgos que en
Europa tenemos olvidados porque llevamos sin ver ejemplos de política de masas
35 años. Creo que vamos a ver que, si hay fenómenos de cambio político en
Europa, inequívocamente van a pasar por una cierta producción de nuevos
liderazgos, eso seguro.
Y eso va a obligar a repensar, también a una parte importante de la
izquierda, la relación entre liderazgo y democracia. Hay una cosa asentada en
algunos sitios de la izquierda por la cual si hay liderazgos fuertes eso es
incompatible con la democracia, que es una idea que para mí no se sostiene.
Entiendo la relación de representación como una relación de negociación mutua:
uno representa a una sensibilidad popular en la medida en que cumple con sus
anhelos. Y cuando los deja de cumplir deja de representar y por lo tanto de
ejercer el liderazgo.
No obstante, esos liderazgos que surjan no van a tener la forma, el
carácter, el aspecto, el lenguaje del liderazgo de Chávez o del de Evo Morales.
Porque las sociedades son diferentes. El liderazgo se va a parecer más a
nuestras formas culturales. Yo por eso pienso –no es una preferencia, es,
digamos, una intuición- que un liderazgo aquí se parecería más a uno como el de
Correa en Ecuador que a una cosa como la de Evo Morales en Bolivia. Básicamente
por la composición de la sociedad y por quiénes son los actores que se están
empobreciendo que pueden en algún momento dado encarnar sus aspiraciones en una
persona, que creo que es algo que sí que vamos a ir viendo.
¿Qué papel tienen el nacionalismo y el antiimperialismo en los
procesos latinoamericanos de Ecuador, Bolivia y Venezuela?
Crucial. Esto cuesta entenderlo porque es una tradición
relativamente ajena, por lo menos en las últimas décadas, a la política europea y
a la política de la izquierda europea. Los relatos fundamentales que han
construido procesos de cambio en América Latina han sido relatos de lo que
algunos autores llaman identidades nacional-populares. Son unos relatos que
identifican el interés general del país con sus capas más desfavorecidas, que
por tanto entienden que la reivindicación de la patria coincide con la
reivindicación de sus mayorías subalternas, su parte más olvidada. Eso en
Bolivia se traduce por reinventar la idea de nación poniendo en el centro a los
pueblos indígenas. O en Venezuela a las mayorías históricamente excluidas en
los barrios, de la población rural… Me parece que la recuperación y la
disputa de la idea de nación juega un papel absolutamente central en los
procesos políticos de cambio latinoamericanos. Hasta el punto de que han
desplazado la idea liberal conservadora de nación, denunciando que las
repúblicas que existían antes eran repúblicas formalmente democráticas pero
sustancialmente oligárquicas. Y eso es gran parte de la clave que permite
entender la construcción de mayorías por el cambio político en los procesos
latinoamericanos de avance.
La entrevista Continúa aquí.
Carlos Heras Rodríguez @CarlosHerasRo
Ya es importante el dato de la poca libertad teniendo en cuenta que en España nadie es libre para hacer la tesis que quiera y todas las insinuan los catedráticos.
ResponderEliminarCoincido con el análisis de Errejón, acabo de visitar Venezuela y el 80% de los Medios son antichavistas furibundos. No sólo hay más libertad de Prensa que en España sino que asombra el tono insultante,agresivo y pro-golpista de algunos comunicadores mediáticos.La propaganda de los medios españoles contra la Revolución bolivariana es tan unánime que ha calado hasta en la izquierda y cuando intentas contrarrestarla con datos objetivos te miran como si estuvieses loco.
ResponderEliminarDa gusto escuchar a este chaval,demasiado joven,pero suficientemente preparado.Mis felicitaciones por el resultado electoral por fin alguien consigue inyectarnos en el cuerpo algo de ilusion .Enhorabuenaa!!!
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