Las 10 claves del éxito de American Horror Story: Asylum.

Con tan solo seis episodios emitidos de esta segunda temporada de American Horror Story, Asylum se revela una de las mejores propuestas de este 2012 y posiblemente el mejor producto de terror serializado que ha parido la televisión norteamericana. No es usual un formato en el que el terror lo lleve un mismo argumento durante una temporada entera. La antología -historias independientes por capítulo- ha sido lo que más se ha llevado en el género hasta ahora -desde Historias de la cripta y Dimensión desconocida pasando por Pesadillas y El club de medianoche hasta llegar a Masters of Horror o Terror en estado puro (Fear itself). Asylum tiene todos los componentes para que cualquier tipo de espectador aficionado al terror se enganche. Los incontables y prometedores teasers se quedan en nada comparado con el verdadero contenido de la serie. Aquí una lista de las diez principales claves que explican la calidad de la serie.

1. Horror y terror.

Mientras que el horror se relaciona con la sensación obtenida después de ver una escena violenta o perturbadora, el terror se relaciona con el temor o la aprensión antes de que algo malo  ocurra. Stephen King dice sobre esta distinción “Reconozco el terror como la mejor de las emociones y por ello intentaré aterrorizar al lector. Pero si no puedo hacerlo, intentaré horrorizarle, y si intuyo que ello tampoco funciona, me paso a lo asqueroso y repugnante. No estoy orgulloso”.

Bien, la segunda temporada de American Horror Story, bautizada como Asylum, no solo está a años luz de la imaginativa pero en algunos episodios titubeante primera temporada sino que entiende el horror, el terror y el gore a la perfección. Hace tiempo que no encontraba un producto de terror, ya sea serie o película, con un equilibrio tan medido y tan convincente de los tres ingredientes que componen el género. La serie es genialmente basta y bruta cuando quiere -el exorcismo de Tricks and Treats, el segundo capítulo- así como es capaz de combinar ese horror con un drama casi lírico.

2. El elenco femenino.

 
Sarah Paulson como la periodista Lana Winters es la absoluta revelación de la temporada. Paulson ha pasado de ser interpretar a un personaje secundario en la primera temporada -la Medium Billie Dean Howard- a llevar sobre sus espaldas el protagonismo de la serie. Estoy prácticamente convencido de que un Emmy va a llamar a su puerta en la próxima edición. Es prácticamente imposible no empatizar con su personaje, Lana es la víctima perfecta. Una mujer fuerte, femenina, con aspiraciones de futuro que vive en una continua espiral de horror y terror.

Jessica Lange como Sister Jude está igualmente brutal, su impactante implacabilidad del primer episodio ha evolucionado en un retrato más complejo. Vive en continua redención por un secreto del pasado y bajo su hábito siempre lleva lencería roja. Básicamente es el hilo conductor de todas las historias con un personaje imprescindible. Todo elogio se queda corto. Incluso sigue siendo descaradamente sexy.

Lily Rabe como la inicialmente mojigata Sister Mary Eunice da un satánico giro de tuerca en el segundo episodio que la convierte en el contrapunto perturbadoramente cómico que necesita la serie. Con los seis capítulos emitidos, tanto Paulson como Lange han tenido la oportunidad de brillar, Rabe ya ha sido la protagonista de momentazos, pero todo parece indicar que el potencial del personaje hará que verdaderamente se luzca en próximos capítulos.

Chloe Sevigny y Franka Potente son otros dos fichajes que encajan a la perfección con el perfil de la serie. Ambas son secundarias pero con su presencia aportan a la serie una parte de su robusta personalidad. Sevigny protagoniza uno de los momentos que hará que el espectador se remueva en su asiento de la incomodidad durante varios minutos. Lizzie Brocheré como Grace es quien queda algo eclipsada por el todoterreno que transmiten las otras actrices.

3. Yo soy Anna Frank (Parte I y II)

Junto con el piloto, los capítulos 4 y 5 (I am Anne Frank, parte I y parte II) son en sí mismos razones suficientes para elegir Asylum como una serie digna de ver. Desde terapias de aversión contra la homosexualidad hasta una revelación nazi. Y lo sorprendente es que está todo lo suficientemente bien tratado como para no solo no ser insultante sino para rozar lo brillante. Si el contenido de estos capítulos con una calidad digna de un season finale están en los capítulos cuatro y cinco, todo indica que tienen todos los ingredientes para hacer que el final sea explosivo. I am Anne Frank part II es de lejos el mejor episodio de American Horror Story emitido hasta el momento, mejor que casi la totalidad de películas de terror que se estrenan. El giro final del episodio es simplemente asfixiante y destila calidad.

4. Cinematografía.

El montaje trepidante que une planos y secuencias a una velocidad supersónica se intercalan con escenas más tranquilas y que sirven como desarrollo de la serie. Lo que es seguro es que las clásicas escenas de diálogos repletas de aburridos planos y contraplanos aquí no existen. Siempre hay algo que hace el momento especial y que crea cierta intensidad.

Ángulos imposibles, diagonales de infarto, infinitas lentes que hacen virguerías con la imagen, ver American Horror Story es darse un atracón de varias e impresionantes técnicas cinematográficas juntas. En I am Anne Frank part II y The Origins of Monstrosity (5º y 6º capítulo) parece llevarse además el estilo super 8 para narrar los pasados de Charlotte (Franka Potente) y Sister Mary Eunice (Lily Rabe). Y el resultado es prácticamente inmejorable.

5. Fobia doctoral.

La parte del elenco masculina se apoya básicamente en los dos “doctores”. El primero es el Dr. Arthur Arden, el médico de Briarcliff Minor, responsable de los humanos mutantes que corren en los alrededores del psiquiátrico. James Cromwell, un clásico de la televisión americana -George Sibley en A dos metros bajo tierra-, demuestra que no solo puede resultar un señor achuchable sino que también puede helar la sangre. Sus tour de force con Jessica Lange son dignos de continuo aplauso. Lo que es verdaderamente perturbador es que en los flashbacks el actor que interpreta al mismo personaje unos cuantos años antes se parezca tanto a Cromwell. Si tú también te has preguntado esto, aquí va la respuesta: Son padre e hijo.

El segundo doctor es Oliver Thredson, psiquiatra que va a Briarcliff a investigar el caso de Kit -Bloody Face, el asesino de mujeres- cuya opinión es que la ciencia es la que cura al mundo y no la religión. Su personaje es muy importante y posiblemente su evolución suponga uno de los mayores retos interpretativos a Zachary Quinto.

6. Serialidad absoluta.

American Horror Story: Asylum no se anda con rodeos. Crea continuamente preguntas que se resuelven con solidez en breves instantes. No deja respirar al espectador. Siempre hay algún frente que cubrir. El hecho de que solo haya una temporada por historia hace que la trama avance continuamente. Nada es fortuito y la sensación de relleno es nula. Es importante por lo tanto seguir cada episodio, la serialidad es absoluta y las tramas autoconclusivas solo sirven para hacer que otros arcos argumentales mayores evolucionen.

7. Maquillaje.

Impresionante. Más vale un ejemplo que mil palabras: PEPPER (Naomi Grossman)

Nota de importancia: A la izquierda el antes y a la derecha el después del proceso de caracterización. No viceversa.

8. Banda sonora.

La canción de la cotidiana tortura: Dominique de Singing Nun es un acierto brutal. Es cómica y perturbadora a la vez. Si de mí dependiera, yo la alternaría con una de mis preferidas del género monja: Una estrella en el cielo de Las Monjitas del Jeep.

Sí, puede ser que la serie tire mucho del reciclaje pero ello no es necesariamente algo malo si se hace bien, y la serie sabe hacerlo. Si a alguno os suena la banda sonora posiblemente se deba a que muchas de las piezas pertenecen a la música que David Raksin compuso para la película Carrie (1952). Momentos musicales favoritos: Pater Noster mientras Jessica Lange tiene una fantasía erótica con el Monseñor en el capítulo piloto y You don’t own me de Leslie Gore mientras Sister Mary Eunice desata su lado, digamos, impúdico en The Origins of Monstruosity.

9. El desván de los horrores. 

Si no era suficiente el horror que causa la represión humana en todos los sentidos -monjas perversas, asesinos en serie, doctores con demasiadas ganas de experimentar-, tenemos también una supuesta trama de extraterrestres, mutantes que se asemejan a una invasión zombi, la versión aún más psicópata de Miércoles de La familia Addams y el mejor, el Diablo. Desde luego, hay para todos los gustos.

10. El inconfundible sello Ryan Murphy

Para aquellos que no estén familiarizados con este nombre, Ryan Murphy no solo es el creador de American Horror Story sino que también lo es de Glee y de la recién estrenada The New Normal. Que una serie como esta comparta autor con la de los marginados adolescentes en el grupo de coro puede resultar algo chocante si no se han visto ambas series. Pero el sello es inconfundible. Su mensaje contra la homofobia y el racismo, la comedia negra detrás de cada afilado diálogo y el apoyo en una extremadamente irónica figura femenina -Sue Sylvester (Glee), los personajes de Jessica Lange (AHS) y la bisabuela republicana Jane Forrest (The New Normal)- son ingredientes inconfundibles de la firma Ryan Murphy.

Sin olvidar la sana, necesaria y consciente naturaleza trash que multiplica la diversión capítulo tras capítulo.

¿Qué opinas tú sobre Asylum? ¿Te ha decepcionado? ¿Crees que está al nivel de la primera temporada?

Juan Bernardo Rodríguez (@mrjotabe)