"Por todas las alegrías que
nos has dado, gracias Iñaki Urdangarín". Así finalizó el comentarista de
balonmano para TVE la retrasmisión del partido por la medalla de bronce en los
Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
Aquel día, Iñaki
Urdangarín se despedía del deporte que le había dado todo en la vida, se decía
adiós a uno de los mejores laterales zurdos que ha dado el balonmano español.
Un hombre que lo ganó todo con el FC Barcelona y que con la selección española
fue capaz de conseguir tres bronces olímpicos consecutivos, Barcelona 1992,
Atlanta 1996 y el ya mencionado de Sydney 2000. Urdangarín, indiscutible en
ambos conjuntos, admirado por compañeros, rivales y aficionados, tenía algo
mucho más importante: era respetado por el mundo del balonmano.
Como jugador cabía destacar su
potente brazo izquierdo, su físico imponente y, sobre todo, su gran
inteligencia a la hora de leer el juego. Muy probablemente, de no haber sido
por su romance y posterior matrimonio con la Infanta Cristina, podría haberse
dedicado a ser entrenador de balonmano. Pero no fue así, y desgraciadamente (en
mi opinión) hemos perdido a un símbolo del deporte, convertido ahora en un
personaje corrupto, ladrón y mentiroso. Ahora trata de zafarse de la justicia.
Antes lo hacía de los defensores rivales.
Cómo cambia la vida.
DEUDAS Y BALONES.
Al encender Twitter el pasado
martes y encontrarme con #SalvemosLaUDSalamanca como TT a nivel mundial pensé:
“Joder, qué putada si desaparece el Salamanca”.
Eso fue lo que me vino a la
cabeza en un primer momento, pero a medida que iba viendo los diferentes tweets
de apoyo a la UD Salamanca me di cuenta que no era ninguna “putada”, esto se lo
había ganado a pulso. De hecho, creo que si se encuentra en ley concursal o en
quiebra debería desaparecer. Primero, porque se trata de una empresa como otra cualquiera
y es injusto que, por ser un equipo de fútbol, goce de beneficios fiscales; segundo,
porque hay otros equipos que no se han endeudado, a base de políticas basadas
en la austeridad que les han imposibilitado fichar a determinados jugadores.
Muchos pensaréis que detrás de un
club de fútbol existe una masa social importantísima, el sentimiento de toda
una ciudad, la ilusión de la juventud… No lo niego, de hecho soy de los que
creen que el deporte es una de las mayores fuentes de alegría en estos días en
los que la economía atraviesa una grave crisis, pero ello no significa que con
la excusa del deporte algunos puedan salir beneficiados. No es justo que los
equipos de fútbol deban 752 millones de euros a Hacienda mientras cientos de empresas desaparecen por
deudas mucho menores, provocando que miles de personas engrosen las ya saturadas
listas del paro.
Ya sabéis, si creáis un equipo de
fútbol, podéis endeudaros. Benditos balones.
Nacho Barranco @ridebikesbf
0 comentarios:
Publicar un comentario