Cuando no tengo trabajo, me lo invento
Álvaro
Martínez Majado, nacido el 15 septiembre del 88, es en su blog un
auténtico hombre orquesta. Habla, en 3 idiomas, de temas tan dispares
como Bertrand Russel o el LHC, al tiempo que da ayudas para GNU/Linux. En
PopPol creemos que las entrevistas deben ser interesantes más por lo que se dice que por quién
lo dice, así que decidimos que Álvaro podría ser el indicado para iniciar las
entrevistas de la web. Os dejamos con ella, es un poco larga, esperemos que os
resulte edificante.
Buenas noches, Álvaro. A tus 23 años, sorprende lo heterogénea que es tu experiencia. Mirando tu currículum hemos podido comprobar que tu carrera profesional va desde ayudar con la traducción de una versión de Mozilla Firefox hasta administrar un portal de música gratis en catalán. ¿Cómo te has metido en todo esto?
Buenas noches, Álvaro. A tus 23 años, sorprende lo heterogénea que es tu experiencia. Mirando tu currículum hemos podido comprobar que tu carrera profesional va desde ayudar con la traducción de una versión de Mozilla Firefox hasta administrar un portal de música gratis en catalán. ¿Cómo te has metido en todo esto?
Á:
Porque cuando no tengo trabajo me lo invento, supongo. Respecto a las
experiencias que comentáis, la
traducción de Mozilla surgió en un Congreso en Barcelona, pero fue una
colaboración, y el portal de música es un proyecto personal con un par de
amigos. Además, otras experiencias me han permitido aprender algunas cosas.
¿Teniendo esto en cuenta, te consideras un emprendedor?
Á:
Bueno, un emprendedor en el sentido de alguien a quien le gusta iniciar
proyectos y tirarlos para adelante seguro que sí, pero hay otras connotaciones
de la palabra que me dificultan catalogarme como tal. En primer lugar, tengo
tantas dificultades como cualquiera para lanzar mis proyectos, algunos no he
conseguido que se financiaran. Por otro lado, hay que tener cuidado con la
palabra, no vayamos a acabar diciendo a la gente que está en paro, como yo hace
algunos meses, que es culpa suya porque no emprende.
¿Qué consideras que es un emprendedor en un mundo 2.0? ¿Se puede crear valor social, además de simplemente ganarse la vida?
Á: Digamos
que sobre todo Musicalliure.cat y Noticies d'In van en esa línea de promover
proyectos con valor social, estos promueven en concreto la lengua y cultura
catalanas y por tanto la cultura en
general. Lo de ganarse la vida es más complicado. Antes de la irrupción de
Internet quizá existían proyectos con proyección social que eran imposibles,
quisieras ganarte la vida o no con ellos. Ahora, si renuncias a ganarte la vida
con ellos quizá los puedes llevar a cabo. Conseguir dinero para este tipo de
proyectos no es imposible, hay gente que lo ha hecho, pero es muy complicado.
Además, a medida que renuncias a más audiencias, tanto porque eliges un idioma
sin demasiados hablantes, como por selecciones temáticas o cualquier otra
circunstancia, se vuelve más difícil conseguir apoyo de anunciantes, que es la
forma de financiación más clásica.
Respecto a los idiomas, nos ha parecido bastante curioso que tu blog contenga entradas en tres idiomas distintos: catalán, castellano e inglés. ¿Por qué tomas esta decisión?
Á: Catalán
y castellano porque me comunico mucho en ambos idiomas, aunque el que ocupe las
horas de mi vida sea el catalán. Respecto al inglés, cuando hacía la carrera
subía al blog todos los trabajos que hacía, y algunos eran en inglés (por
decisión de la Universidad –Pompeu Fabra, Álvaro estudió Humanidades-). La verdad es
que me gustaría tener más tiempo y más conocimientos para traducir algunas
entradas al inglés, ya que algunas como las que tienen que ver con cuestiones
de informática podrían llegar a más gente interesada.
Volviendo al tema jóvenes y empleo, con los cambios que ha habido en las últimas décadas, tanto a nivel legislativo como de funcionamiento empresarial, parece inconcebible tener un trabajo estable y bien remunerado para toda la vida. ¿Cómo puede un joven titulado hacerse hueco en el mundo laboral?
Á: No
descubro nada si digo que es muy complicado. Está la vía clásica, tirar
currículums y esperar que alguien te contrate, algo que cada vez funciona menos
–en realidad, todo funciona menos-. Además, está la opción de hacerse muy
visible, algo que no es nada sencillo, ya que uno tiene varios intereses y
centrarse en un único campo implica haber dedicado tiempo a pensarlo. Y ahí
está la opción de la auto-ocupación, algo que he intentado y voy a seguir
intentando.
Por otro lado, en tu currículum te calificas como Social Media Manager. Últimamente se venden estas profesiones, SMM, Community Manager, como la panacea, esos trabajos que nos van a sacar de pobres a los jóvenes. ¿Qué es exactamente un Social Media Manager y cómo se forma? ¿Es la gallina de los huevos de oro?
Á: Antes
que nada, diría que es un puesto más que una profesión. Respecto a qué es,
digamos que es alguien que comunica teniendo en cuenta un canal, Internet, que
es más nuevo que otros. Digamos que es aquel que pretende trasladar unas cosas
a una audiencia teniendo en cuenta que esas comunicaciones deben extenderse por
unas redes de confianza, en las que yo me voy a fiar más de un enlace o comprar
en una tienda de electrónica si me lo ha recomendado un conocido que si lo veo
en la pantalla de televisión. Respecto a la formación, yo no tengo ninguna
específica, aunque alguna competencia tendré (risas). No sabría decir qué
formación reglada es la más adecuada. Comunicación desde luego,
periodismo…marketing seguramente también. En cuanto a la gallina de los huevos
de oro, se juega mucho con esto, hay mucho vendedor de humo. Es razonable tener
alguien que controle de redes sociales, probablemente. Falta perspectiva, desde
ya os digo que no hay un número infinito de puestos de trabajo.
Llama la atención que muchas empresas rentables de Internet, como Facebook o Twitter, ganan mucho dinero gracias a los contenidos que aportan los usuarios. ¿Se pueden crear redes sociales en las que el usuario obtenga algo a cambio de este valor que aporta?
Á: Sí,
ha habido varios intentos, no exactamente interfaces sociales, pero sí en la
línea de creación de contenidos. Estuvo el proyecto Soitu, digital de Sindo
Lafuente, ahora en El País. No era exactamente una red social ni recuerdo
demasiado el funcionamiento pero en una sección que se llamaba “Uno de los
nuestros” permitía a los usuarios recibir dinero a cambio de escribir algunos
temas siempre que éstos fueran seleccionados. Además está Flattr, en la que
puedes seleccionar aquellos proyectos que te gustan cada mes, y al final una
cantidad que tú has fijado de tu cuenta de Paypal, por ejemplo 2 euros, se
reparte entre todos ellos. Estas redes sociales que remuneran al usuario
participan del conjunto de intentos de hacer pagar por contenidos digitales.
Hay dificultades enormes para que funcionen, Soitu no tuvo continuidad.
Musicalliure.cat, proyecto que tú impulsaste, es un ejemplo de esto, aunque no suponga una remuneración directa para los artistas. ¿Nos podrías explicar su funcionamiento, cómo se financia?
Á: En
musicalliure.cat los creadores de piezas musicales pueden registrarse y subir
sus canciones, siempre y cuando cumplan con unos requisitos: el primero es que
las piezas deben ser en catalán o instrumentales; el segundo, deben contar con
una licencia de copyleft flexible, del estilo de Creative Commons o GPL…Se
pretende asegurar que la gente sepa que nadie va a perseguir a los aficionados
a esas piezas si las comparte. Se genera un perfil al artista, hay una mínima
interacción con el resto de usuarios, puede señalarlos como amigos, y ahí
quedan sus canciones para que cualquier oyente pueda descargarlas. A través de
un sistema de eventos, el seguidor está enterado de conciertos o cualquier otro
acto que incluya su participación. La idea es por un lado ayudar a los grupos
de música a promocionar su trabajo y, por otro, que los oyentes de música en catalán
tengan un lugar donde puedan descargar canciones sin padecer por circunstancias
legales.
Respecto
a cómo se financia, el servidor está donado por una asociación (Xadica,
vinculada a un foro llamado Racó Català), y además están las horas que metemos Arnau
Julià y yo. Los gastos del dominio los asumimos nosotros y no percibimos
ingresos.
P: Respecto a licencias libres, ¿consideras que pueden ser exportables a otras formas de creación como la literatura o el cine, de una forma que permita a los autores vivir de su trabajo?
Á: Está
claro que no dar conciertos es una complicación añadida. Que la gente copie
contenidos digitales es inevitable, ya que el coste marginal de éstos es 0.
Así, hay que considerar si existe alguna alternativa. Cory Doctorow es un autor
que por ejemplo te da su libro gratuitamente y cuando tú lo quieras regalar a
otra persona porque te ha gustado, se lo pides y él te lo manda dedicado a
cambio de un precio. Evidentemente, algún autor dirá que esto es muy cansado
(risas). Pero en fin, hay gente buscando cambiar este modelo, vale la pena
darle vueltas al tema.
Estás implicado en muchos proyectos, entre ellos este del que hemos estado hablando, que de alguna manera fomentan la cultura y la lengua catalanas. Cataluña es visto como un lugar muy cosmopolita ¿Puede funcionar la reivindicación de la cultura propia como un mecanismo de integración para quienes vienen de fuera?
Á: El
catalán es esencial en ese sentido, desde luego, también en un concepto de
cohesión social en sentido amplio, tanto para las personas venidas de España
como para las que lo hagan desde más allá de las fronteras del Estado. Aun así,
hay dificultades para que lo sea, hay incluso una recomendación promocionada en
algunos momentos por el gobierno catalán para que la gente no cambie al
castellano sistemáticamente sin preguntarle antes porque quizá quiera practicar
el catalán.
Cambiando de tema, afirmas que los movimientos sociales te interesan como fenómeno. En revueltas como las primaveras árabes, Occupy Wall Street o el 15M han tenido gran importancia Internet y las Redes Sociales. Queríamos preguntarte si crees que las redes sociales son un arma contra el poder establecido o un nuevo opio del pueblo, como se dice en ocasiones, a las dos cosas a la vez.
Á: Cuando
digo que me interesan como fenómeno, es porque me interesa qué lleva a un grupo
de gente a reclamar una serie de cosas con pretensión transformadora, a pesar
de todos los obstáculos que existen para romper con una cotidianeidad más o
menos cómoda. Me parece que no es lo habitual, por eso me refiero a ello como fenómeno, y el catálogo de razones puede ser bastante enriquecedor.
En
cuanto a la pregunta, yo diría que las redes sociales no son ninguna de las
dos. Hay cosas nuevas que provocan o fascinación o miedo. Por ejemplo, todo lo
que tiene que ver con Internet crea o posturas muy adversas –“nos está quitando
el trabajo” o “los niños no estudian porque existe Internet”- o un discurso curiosamente épico. Twitter es idóneo para enviar información
inmediatamente, cuando uno está en una manifestación con potencialidad para
derrocar al sistema establecido, como en el caso del que hablabais de la
primavera árabe. Esto reporta unos beneficios obvios. La cuestión es que
Twitter no funciona por sí solo, tiene que haber activistas detrás, y los
activistas son offline por definición. Además, no podemos olvidar un problema
de las redes sociales: son centralizadas y, por ello, fácilmente abatibles. En
definitiva, es cierto que las redes sociales permiten distribuir rápidamente
información y tienen otras utilidades, pero no las catalogaría en ningún caso
como la quintaesencia del activismo.
Para terminar, una de tus últimos textos apareció en Público. Con el cierre de su edición impresa, puede aparecer la idea de que es imposible que medios “distintos” lleguen a audiencias masivas. ¿Qué opinas de esto? ¿Alejarse del modelo periodístico tradicional y triunfar es un oxímoron?
Á: No
creo que sea una cuestión de contenidos, o al menos no es lo más importante. El
formato de los periódicos impresos en papel se está agotando y todos están
pasando por situaciones complicadas, se me ocurren dos o tres cabeceras más que
están en auténtico peligro. Para salir de esta, los creadores de contenido deben considerar necesariamente una comprensión lo más profunda posible de los
algoritmos que entran en juego, de la
misma manera que tú no podías obviar al quiosquero cuando te dedicas a la
distribución de contenidos diarios analógicos, no tiene mucho sentido que
obvies cómo funciona el robot de Google. Si ambos esconden tu publicación, no
la va a leer nadie. Además, hay que tener en cuenta una cierta cultura asociada
a una transformación de la profundidad que significa Internet. Hay diferencias
sustanciales en cómo desarrollar productos culturales antes y después de
Internet, igual que pasó con la imprenta. Hablábamos antes del coste marginal,
no se pueden seguir cobrando los contenidos como si fueran algo tangible. Me
parece muy complicado que algo triunfe sin tener en cuenta estos dos
elementos.
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