Aviso de Spoilers activado.
La séptima temporada de Dexter ha empezado con fuerza. Probablemente su primer capítulo titulado “Are you...?” sea más interesante argumentalmente que cualquier sección de la anodina sexta temporada en la que lo único que brilló fue el personaje de Debra Morgan. Porque, ¿conocéis esos seguidores de Dexter que creen que la sexta temporada de la serie es la menos buena? Tienen razón.
La factura y calidad de la serie es indiscutible. El giro de este primer capítulo cumple aquello que los seguidores esperaban desde la primera temporada y por lo tanto ha conseguido insuflar el interés que para muchos -no todos evidentemente- había perdido en el desarrollo de la anterior y sexta tanda de capítulos. Y es que por fin ha llegado la hora de quitarse la máscara.
Nuestra querida Debra Morgan -sabemos que también secreta y cuasi incesatamente enamorada de nuestro protagonista- descubre la verdadera identidad asesina de Dexter. Sinceramente soy incapaz de predecir los derroteros de la serie. ¿Se convertirá esta temporada en el juego del ratón y el gato o el amor de Debra por su hermano la convertirá en su cómplice? La serie ha sabido mostrar las cartas de forma que ambas posibilidades sean posibles. La responsabilidad de Debra por su trabajo que la ha llevado a alcanzar uno de los máximos cargos en la comisaría de Miami se enfrenta abruptamente con su corazón, el desenmascarar a la persona de la que está enamorada.
Sin embargo no puedo decir que todo son rosas y aspectos positivos en este episodio. Me cabrea decir que después de seis temporadas y un capítulo aún no conozco a Dexter Morgan. ¿Qué ha sido de ese asesino metódico que no dejaba un solo rastro, ni una huella en la escena de sus crímenes? ¿Por qué no comprueba los lugares en los que decide llevar a cabo sus asesinatos? ¿Por qué parece más torpe? Y sobre todo ¿cómo un perfil tan calculador y controlador no es capaz de darse cuenta de que ha dejado olvidado su souvenir -la lámina de cristal con la gota de sangre de su víctima-?
Puede que todos estos errores y estas continuas meteduras de pata sean sinónimo de un reflejo de la evolución de un personaje que nació con la frialdad de un asesino para convertirse en una persona que va dejando asomar sus sentimientos. Y puedo incluso entender la lectura de la serie que defienda que el subconsciente de Dexter está pidiendo a gritos que sea descubierto. Pero sinceramente no lo entiendo. No entiendo por ejemplo cómo un asesino de “esta categoría” deja su colección de navajas y de gotas de sangre de víctimas fácilmente accesibles en su casa cuando es plenamente consciente que su hermana sospecha de su culpabilidad. Quizá es que errar es de humanos, y eso es en lo que se está convirtiendo. Todo ello a pesar de que nos han repetido por activa y por pasiva a lo largo de la serie que esa transformación era imposible, que ese oscuro pasajero nunca lo abandonaría, que Dexter es un monstruo educado y reprimido.
Entre las tramas secundarias más interesantes del episodio tenemos a Maria Laguerta descubriendo esta lámina con la gota de sangre de la víctima que cercará sus sospechas hacia Dexter y por otro tenemos a Louis Greene hackeando las cuentas bancarias de nuestro protagonista, una denotación de un odio y obsesión hacia Dexter cada vez más considerables. No es difícil aventurar que tendrá un papel clave en esta temporada.
El asesinato de la semana, ese caso episódico en el que Dexter mata a una víctima-culpable aleatoria empieza a agotar. Y somos testigos una vez más del cansancio en el guión y la falta de fidelidad a la personalidad de Dexter. Me pregunto qué habrá sido de aquel personaje que se aseguraba completamente de la culpabilidad de su próximo objetivo, que investigaba y retorcía las situaciones para poder afirmar cien por cien que esa persona que iba a matar era un criminal. En este capítulo, este detalle una vez más brilla por su ausencia. A pesar de todo, el fiambre de esta semana está interpretado por Enver Gjokaj, que bordó su personaje en Dollhouse, por lo que para los seguidores de la serie de Whedon, será una presencia simpática en el reparto.
Y por fin, llega el gran cliffhanger. Sí, el último minuto y medio es el mejor del episodio, junto a los flashbacks de infancia en los que se profundiza más sobre la relación entre estos hermanos. Debra se encuentra descompuesta e inexpresiva, delante de todos los elementos que incriminan a Dexter como un asesino en serie y nuestro protagonista confiesa la verdad aliviado por poder haber confesado su secreto pero a la vez profundamente perturbado. Un momento tenso y emocionante. Debra tenía que descubrir a su hermano en algún momento de la serie. Era inevitable Pero sinceramente ¿era ésta la mejor manera? Siento que durante seis temporadas han puesto la miel en los labios al espectador y cuando finalmente colocan la miel en la boca, el espectador la paladea con gusto pero no deja de sentir un “ah, sí, está rica, pero vaya podría estar mejor”.
Tampoco hay más motivos para quejarse. Si no nos gusta cómo han resuelto la confesión de Dexter a su hermana siempre nos quedará esta brillante escena:
A pesar de todo creo que los escritores y responsables de la serie han
demostrado su talento en anteriores temporadas y no pueden dejar pasar
un material tan jugoso como el que puede ofrecer los hermanos Morgan. Sé
que esto es solo el principio y que esta temporada nos va a dejar
muchos más momentos con la boca abierta, o eso espero, o al menos es lo
que los seguidores de Dexter nos merecemos.
Juan Bernardo Rodríguez @MrJotabe
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