sábado, 14 de abril de 2012

Por una guerrilla semiológica aquí y ahora

(Panfleto abierto a la discusión pública)


Cualquiera que lleve un tiempo –más o menos largo, de una manera u otra- participando en diferentes espacios de los movimientos sociales metropolitanos, estudiantiles, juveniles –y entiendo que no dejan de ser tres aspectos de la misma cosa- habrá tenido la sensación alguna vez de que hacer política desde abajo recuerda demasiado a un monigote pegándose cabezazos contra un ordenador de sobremesa. 

Juan, militante de izquierdas
Todas estas personas ya tenemos claro que vivimos un momento de total agotamiento del contrato social. Un momento de cerco, de ataque directo del régimen de la (nuestra) precariedad al 99%, a las mayorías sociales, a las de abajo, a nuestras formas de hacer política que pasan por la reivindicación y toma del espacio público como aquel que es verdaderamente democrático. Ni siquiera hace falta detenerse demasiado en el dato empírico de que la cleptocracia nos roba el futuro mientras se construye monumentos, más allá de lo que tiene de revelador de un régimen que se supone democrático: es esa misma gente la que hoy es elegida por mayorías absolutas dentro de los marcos de nuestro –tan devaluado- parlamentarismo. Se trata en definitiva de un momento en el que, por qué no ponernos un poco modernos, puede palparse, verse y oírse la lucha de clases: y vamos perdiendo.


 
Hoy se ve mejor que nunca cómo lo llaman democracia y no lo es, además de un lema rompedor y algo gastado ya, es una verdad como un templo. Cuando te quitan el aire te ahogas y gritas, y estos días algunas –o al menos así lo he entendido yo- hemos sentido la necesidad imperiosa de empezar a pensar formas de hacer política a gritos, de buscar espacios donde dedicarnos exclusivamente a defender la alegría porque si solo organizamos la rabia podemos ahogarnos.

Entiendo que todo esto pasa por atrevernos a reapropiarnos de grandes palabras, por una tentativa posmoderna de vuelta a los grandes relatos -disculpas por el oxímoron-. Lo de apropiarse de las palabras, de los significantes, no ha funcionado tan mal últimamente. Lo que sucede es que hay que buscar más caminos: transversales, paralelos, tangenciales, divertidos. Y que es acuciante la necesidad de apropiarnos de los sentidos, de llevarnos los símbolos a nuestro terreno. De hacer, aquí y ahora, guerrilla semiológica[i] y desplegar porque sí lo que tantos posmodernos llaman las fuerzas creativas de la multitud.


¡Viva la República burguesa! ¡Viva lo común! ¡Viva la lucha del pueblo sin miedo!


[i] ECO, Umberto, 1987. http://old.liccom.edu.uy/bedelia/cursos/semiotica/textos/eco_guerrilla.pdf
Carlos Heras Rodríguez @CarlosHerasRo

0 comentarios:

Publicar un comentario