sábado, 9 de junio de 2012

Nativos digitales y cirujanos laparoscópicos



            El término “nativo digital”, sellado con fuego en cada estudio que relaciona los campos de la educación y las nuevas tecnologías, ha sido popularizado (mejor que inventado) por un escritor y comunicador bastante peculiar llamado Marc Prensky. Un nativo digital es una persona nacida en el momento en el que ya existían las tecnologías digitales y además se aplicaban a la vida cotidiana, es decir, finales de los años 70 y principios de los 80. Además, el señor Prensky tiene una supuestamente revolucionaria teoría sobre cómo debería ser la educación actual y la expone en Teaching Digital Natives: Partnering for Real Learning. Con algunos baches utópicos, sí que se pueden extraer ideas y patrones de docencia bastante interesantes. 
           Mientras investigaba sobre los límites de dicho término y hasta qué punto se puede calificar así a alguien nacido en los 80, cuando son muchos los jóvenes y universitarios que no tienen una relación especialmente buena con las nuevas tecnologías, Marc Prensky mencionaba en una entrevista la palabra videojuegos. Específicamente en la conducida por Eduard Punset en Redes. “No me molestes mamá que estoy aprendiendo” era el título del programa en concreto.

            En él hablaba sobre lo imprescindible que es la inserción de los videojuegos en el proceso de aprendizaje escolar. No entiende a esos padres o tutores que regañan a su hijo cuando están con la consola de videojuegos mientras que lo vitorean cuando resuelve un problema que le mandan en la escuela. Prensky concibe el videojuego como un jeroglífico. Como un reto que desarrolla las facultades de su jugador. Menciona la importancia de que padres e hijos jueguen juntos y evita el estereotipo de jugador reservado y taciturno.

            Aunque lo mejor viene ahora. Si ya un plano-contraplano de los señores Punset y Prensky supone un espectáculo televisivo, todo ello se adereza cuando el experto en nativos digitales no duda cuando dice que hay estudios que demuestran que todos esos niños que jugaron con las primeras consolas en los 70 y 80 ahora son mejores y más hábiles profesionales. Un hecho especialmente demostrable para los cirujanos laparoscópicos. Bravo.

            Ante la anterior afirmación, la parte de mí prudentemente aficionada a los videojuegos se acordó instantáneamente de algunas horas que pasé frente a la pantalla con la saga Trauma Center. Si ya la generación que creció matando marcianitos tiene tal habilidad con el bisturí, no quiero ni imaginar a esos niños elitistas que, en vez de cuidar a perros en su Nintendo DS, decidieron operar en un simulador médico.

            Para los curiosos, hay dos formas de jugar a Trauma Center: Una mediante la pantalla táctil (TC: Under the knife I y II para la Nintendo DS) y otra a pleno pulso (TC: Second opinion, TC: New blood y TC: Trauma Team para Wii). Son juegos entretenidos, frenéticos y con un grado de dificultad progresiva bastante estimulante.


Un reto algo complicadillo, nada para un verdadero cirujano

            No hay duda de que, así como la única escuela de los tenistas profesionales fue Wii Sports y la de los mejores guitarristas Guitar Hero, no hay cirujano laparoscópico que no haya catado antes el vertiginoso Trauma Center.

Juan Bernardo Rodríguez, @mrjotabe

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