Ana Mato, Mariano
Rajoy, Urdangarín y su familia política, Dolores de
Cospedal, Botín... ¿Quién no ha gritado alguna vez “¡En
la cárcel tenían que estar!”?
En otras latitudes ideológicas prefieren encerrar a manifestantes, sindicalistas o inmigrantes, pero lo importante, amigas y amigos, es que todos compartimos la feliz idea de que las cárceles deberían estar más llenas. Seguimos algunos procesos judiciales con tanto interés como un Madrid-Barça, nos sabemos el nombre de los jueces que meten a más gente entre rejas, hablamos de las reformas del Código Penal como si fuesen nuevos libros de nuestro autor favorito... Vamos, que nos apasiona el sistema penal.
En otras latitudes ideológicas prefieren encerrar a manifestantes, sindicalistas o inmigrantes, pero lo importante, amigas y amigos, es que todos compartimos la feliz idea de que las cárceles deberían estar más llenas. Seguimos algunos procesos judiciales con tanto interés como un Madrid-Barça, nos sabemos el nombre de los jueces que meten a más gente entre rejas, hablamos de las reformas del Código Penal como si fuesen nuevos libros de nuestro autor favorito... Vamos, que nos apasiona el sistema penal.
Sabemos que el Código Penal de Gallardón es el más duro de la democracia (el anterior también lo era... hasta ahora) y que España es el país de Europa con mayor porcentaje de población reclusa. Sin embargo, aparte de la denuncia (¡o celebración!) de esta tendencia ultra-represiva, no encontramos en los medios de comunicación una reflexión más amplia sobre qué sistema penal tenemos. Ese hueco pretendemos cubrir con la serie de artículos que está por venir, en los que trataremos distintos aspectos concretos del control social penal.

Pablo Castaño Tierno, editor de la sección Pol
Me parece un tema superinteresante y que efectivamente adolece de una ausencia de análisis en los medios de comunicación cuanto menos, llamativa. Gracias por tratarlo
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