sábado, 9 de junio de 2012

LIMBO, la penumbra del desconcierto


La oscuridad que no acaba de disiparse, y el silencio que se escucha. Un bosque construido de sombras, una incierta bruma gris y granulosa abraza los troncos fantasmales y tenebrosos de los árboles. En la inmensidad de este escenario yace un niño también hecho de tinieblas, un crío que es apenas silueta y noche, con dos luces como ojos, como dos estrellas que titilasen tímidas en el cosmos.
Esto es LIMBO.


El “borde”, el “límite del infierno”, el lugar donde las almas de los niños no bautizados vagan esperando una redención que no llega. El videojuego.
Es la ópera prima de PlayDead Studios, una firma danesa que se lanzó al mercado en 2010 rompiendo todos los esquemas y cosechando elogios. LIMBO es un plataformas en el que se avanza resolviendo macabros puzles, manejando a un chiquillo salido de no se sabe dónde. ¿Los controles? Los más básicos imaginables: puedes ir hacia la izquierda, hacia la derecha, saltar y agarrar objetos. Nada más. Con eso te desplazas por el entorno e intentas superar cada obstáculo. Así… ¿avanzas? No sabemos si realmente estamos yendo a ningún sitio, porque el mundo de LIMBO es el de las tinieblas, un enigma constante, y aunque vayamos encajando piezas por el camino, el final sigue tan difuso y desconocido como el comienzo.
¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Cómo acabará todo? A cada paso una trampa (que suele concluir en la muerte del protagonista), amparados tan sólo por el sonido ambiente del bosque, un rumor denso sin más perturbación que nuestros pasos o el graznido de un cuervo. El terreno tiene visos de pantano, y en ocasiones un agua estancada y coronada de moscas nos lame los tobillos.
¿Qué es eso que cuelga de una soga raída? Un cadáver descompuesto y recubierto por el zumbido de los insectos que se alimentan en su putrefacción. Debo colgarme de la cuerda para trepar, quién sabe si seré yo el siguiente occiso. Entre cepos de caza, arañas gigantes y misteriosos y hostiles habitantes de este mundo, vamos en busca de una esquiva figura femenina que solamente vislumbramos una vez. Corremos tras nuestra hermana, que parece huir hacia delante, como lo hacen aquellos que temen el pasado y la vida presente.


Y todo sigue siendo gris. No me parece correcto decir que es un juego en blanco y negro pues, si bien abunda la oscuridad, el blanco absoluto no existe. Sólo grises, unos más profundos que otros, algunos más lúgubres, otros algo más diáfanos. Esta tierra no conoce el sol ni el color, es un paraje extremo. Del bosque putrefacto nos trasladamos a una ciudad metálica y en ruinas, en la que oímos el quejido ocre del óxido que recubre los engranajes. La electricidad es arma de doble filo: gracias a ella activamos ascensores y potentes imanes que transforman la pantalla y nos permiten seguir hacia delante, pero mucho cuidado con cualquier chispa. Acabaremos fritos en más de una ocasión.


LIMBO es absorbente, engancha, hipnotiza. Cada detalle está calculado, la física del juego es impecable. No penséis en espectaculares saltos o luchas de película. Se trata de dejarse la piel en cada escollo, de correr, de huir no por ser cobardes, sino para no perder el cuello.
El minimalismo presente durante todo el juego no va en detrimento de la estética. Todo lo contrario, pues preserva ese ambiente de misterio, de enigma. No es de extrañar que esta aventura de Arnt Jensen recibiese los galardones de "Excelencia técnica" y "Excelencia en las Artes Visuales" en el Independent Games Festival de 2010. Los elogios deberían ir sobre todo para Jeppe Carlsen, diseñador jefe, y por tanto artífice máximo de esta atmósfera opresiva y fantasmal.


Las únicas críticas negativas que ha recibido han sido acerca de su “corta duración”. Pero no os dejéis engañar: el juego tiene la extensión perfecta para disfrutarlo y que te deje con ganas de más, sin que te sepa a poco.
No seré yo el que os diga que se puede descargar online de manera gratuita para ordenador, o que se puede comprar para Xbox Live Arcade.
Si queréis experimentar el desconcierto de la vida misma, condensado en vuestras pantallas, no dudéis en haceros con él.

Álvaro Pelegrín Martos Jiménez, @PelegrinM

Imágenes extraídas de:
(Todas las páginas web han sido consultadas el 7-06-2012)

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