martes, 14 de agosto de 2012

Punk´s not dead: Rancid en Madrid (31.07.12)



Después de 16 años y tras haber tocado la noche anterior en Barcelona, Rancid volvió a  sonar en Madrid, esta vez en la sala San Miguel, dentro del Palacio de Vistalegre, y semejante espectáculo no decepcionó a nadie: ni a uno de los público más entregados que he visto nunca en un concierto, ni a un cuarteto de punk rockers californianos a los que parece que no les pesan los años, y quienes disfrutaron tocando en un mítico barrio obrero madrileño como siempre ha sido Carabanchel.
La gira mundial que ha preparado Rancid este año ya es emotiva de por sí, pues lleva como intención celebrar el 20 aniversario de la formación de la banda.  Enfrente, aún tenemos a los miembros fundadores, el guitarrista Tim Armstrong y el bajista Matt Freeman, e igualmente al guitarrista principal, Lars Frederiksen, de origen danés y que lleva prácticamente los veinte años enteros tocando y componiendo en el grupo. Tim sigue demostrando que ha estado en el mundo del punk desde muy pequeño y no ha perdido su particular voz ronca y su peculiar manera de tocar la guitarra. Por otra parte, Matt, el más serio de todos, puede ser uno de los mejores bajistas que jamás ha parido el punk rock y el ska, y así lo prueban sus impresionantes líneas en cada canción. Los tres dieron una lección de cómo han de sincronizarse las voces y los coros sobre el escenario, cantando cada uno sus respectivas canciones, lo cual da mucha polivalencia y frescura al grupo. Por último, tenemos a Branden Steineckert, baterista y reciente incorporación de la banda, que no por ello deja de estar a la altura de sus compañeros y complementar cada canción con sus enérgicos ritmos.

La tarde entera fue bastante completa en Vistalegre. En las afueras no parecía aglomerarse mucha gente, aunque tampoco faltaban litros de cerveza ni un buen ambiente. Dentro se preparaban otras tres bandas para ir calentando los motores de un público que se tomaba con calma la entrada al recinto. Los catalanes Secret Army fueron los encargados de romper el hielo e ir animando una sala bastante despejada hasta entonces. Aún así, escuchamos un gran trabajo presentando sus mejores temas, al igual que hicieron G.A.S. Drummers, quienes ya empezaron a atraer más público.

El siguiente grupo invitado, justo antes de Rancid, merece mención aparte. Los italianos Klasse Kriminale salieron a enseñarnos que ellos también son una banda importante dentro del punk europeo. Bajo la atenta mirada de un escondido Lars, lucieron como estandarte una pancarta en la que iba escrita un mensaje antixenófobo (“Fuck Racism”), que embravecía al público cada vez que era agitada. Aparte de ir llenando la sala, éstos fueron los encargados también de dar las más notorias pinceladas políticas de la tarde cargando en sus letras contra el fascismo o la policía y el Estado. Lo mejor de todo fue su despedida, dejando dos covers de dos bandas míticas del punk rock, Sham 69 y The Clash. Eso dejó, sin duda, a una multitud ansiosa de más punk rock, ansiosa de unos Rancid que no se hicieron mucho esperar.

Alrededor de las 10 de la noche, tras tres grandes actuaciones, salían los reyes del cartel. A la cabeza un Tim Armstrong de lo más cambiado, con barba y sombrero, aunque manteniendo su imagen de Rude Boy y su desgastada guitarra, más que preparado para hacer sonar los primeros acordes y palabras de Radio y desatar la locura. A continuación Roots Radicals, una de las canciones que más define su estilo. La sala se llenaba de bailes y pogos, la gente no paraba de cantar ni un instante y había por delante un setlist de 31 canciones que iban a dar para mucho.

Aparte de buena música, cada letra de Rancid no tiene desperdicio. En cada canción podemos escuchar historias, muchas salidas de experiencias personales, y la mayoría se acercan a los problemas de la calle, la delincuencia y otras muchas al desamor. Así, entre los primeros temas, Matty nos hizo vibrar con la intro de Journey to the end of East Bay, donde nos hablan de la dolorosa disolución de la banda predecesora de Rancid (Operation Ivy, 1987-1989) en la que ya tocaba junto a Tim. Tras un Maxwell Murder que empezó de imprevisto y en el que Matty siguió luciéndose con su gran solo de bajo, tan sólo tocaron los dos mejores temas de su último trabajo, Let de dominoes fall, de 2009. En general, dominaron los temas de su álbum ...And out come the wolves, lanzado en 1995 y, probablemente, el mejor trabajo de su carrera.

Otro momento destacable fue cuando a mitad del concierto encadenaron unos cuantos temas más cercanos al ska, entre ellas Red hot moon, una de las canciones más personales escritas por Tim y dirigida a su exmujer, la australiana Brody Dalle, que fuera líder de otra banda de punk rock llamada The Distillers. Tim sufrió una gran depresión tras su separación y, cuando se recuperó, Rancid volvió a la carga con Indestructible en 2003, un álbum en el que muchas letras versan sobre este conflicto y la superación de problemas profundos. Tampoco faltó I wanna riot, ni otra canción en la que se puede apreciar perfectamente los aires de ese ska punk, Hooligans, que sin duda fue una de las más bailadas y coreadas de toda la noche.

Ni siquiera el intenso calor parecía agotar a un público que no paraba de moverse ni de cantar. Prueba de ello fue ver un tweet en la cuenta de Branden tras finalizar el concierto, en el que aseguraba que en España el público era alucinante, ya que en medio de los pogos la gente seguía cantando incluso los solos de guitarra. Aún así, tanto Tim como Lars pararon un instante tras tocar St. Mary para pedir que la gente se divirtiera pero que tratara al mismo tiempo que nadie se hiciera daño, algo un tanto paradójico cuando la siguiente canción fue It's quite alright, una de las más agresivas, como la mayoría de las de su quinto álbum, que volvía a llevar el nombre de la banda (Rancid, 2004), y que más sacudió a toda la sala San Miguel.

Hubo también tiempo para escuchar temas de su primer álbum, de 1993, como fueron Rejected o Adina, de las cuales parecen sentirse aún muy orgullosos. Tampoco perdió Lars la costumbre de tocar él solo y cantar junto al público  The wars end, preciosa versión tranquila y dedicada a todo punk rocker incomprendido dentro de su seno familiar. Asimismo, para ir terminando, más canciones conmovedoras como Hoover street, en la que se mezcla la inmigración, la prostitución y los tiroteos, y Fall back down, una oda a los amigos que siempre están ahí cuando hay problemas, y que les dio paso para esconderse un rato tras el escenario, y que todos tomáramos algo de aire. Era necesario.

No obstante, no se hicieron mucho de rogar, en un par de minutos volvían a salir con las pilas cargadas ya que todos sabíamos que a lo que estaba siendo un gran concierto de punk le faltaba el broche de oro. Manteniendo ese ritmo ska de Time bomb regresaron al escenario, y de nuevo toda la sala a bailar como verdaderos skaners. La locura final vino con Tenderloin y acto seguido con una magnífica Lock, step & gone, con las que la gente comenzó a agolparse en la valla y entonces muchos volaron por encima de las cabezas del mar de gente.. Y faltaba una más, no podía ser otra que Ruby Soho, una mítica al final de los conciertos con la que todo el mundo sacó sus últimas fuerzas y se vino arriba.

La duración rozó la hora y media, bastante completo para tratarse de un concierto de punk rock cuyos exigentes ritmos impiden alargar una actuación mucho más que eso. Tampoco podemos hablar de que el sonido fuera espléndido, pero bastó para que en Vistalegre hubiera una buena fiesta que se extendió a los bares de las afueras unas cuantas horas después de haber terminado. Lo importante fue que la esencia del punk, que parece que poco a  poco se está perdiendo, se pudo sentir allí durante unas horas y más aún que tras largos años sin aparecer por aquí, esta banda californiana volviera hacer vibrar y saltar a mucha gente en España. Esperemos que no tarden en volver de nuevo y sigan conservando ese espíritu joven; de momento, hay noticias de que empiezan a grabar nuevo disco tras finalizar esta gira mundial del 20 aniversario.

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