domingo, 6 de mayo de 2012

Un recorrido histórico por los Live-Action

¿Qué relación existe entre Disney y Michael Jordan? Ambos son protagonistas de la historia de una de las técnicas más revolucionarias de la historia del cine: la combinación de personajes reales y dibujos animados. Hagamos un repaso de las películas más significativas en las que aparece esta técnica, centrándonos en la que supuso el mayor hito, la más cara en aquel momento de la productora Disney, 80 millones de dólares entre producción y promoción -también una de las más taquilleras, con 155 millones en EEUU y 175 en el resto del mundo-: ¿Quién engañó a Roger Rabbit? 


El cine ha combinado lo real y lo fantástico desde sus inicios. Las películas en las que actores comparten escenario con dibujos animados no llegan con el color, ni siquiera con el sonido, existen desde mucho antes.
Entre 1923 y 1927 Walt Disney produjo una serie de 56 cortometrajes para la serie AliceComedies. En estos capítulos una pequeña niña (que fue interpretada por numerosas actrices) convivía con personajes de  animación y compartía el protagonismo de la serie con la primera gran estrella de la compañía Disney, el gato Julius.

En este caso, se introduce algo real en un mundo ficticio. Esto es mucho más sencillo, como veremos, que hacerlo al revés. La niña solo tenía que actuar como si a su alrededor se movieran los dibujos, y  después la compañía de Walt Disney se encargaría de juntarlo. Más que una fusión, es la suma de dos escenas, puesto que en ningún caso la actriz se ve afectada por lo que hagan los personajes, o viceversa.

En 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, la industria del cine se había centrado en lo propagandístico. Disney no fue una excepción. En uno de sus filmes de propaganda, Los tres caballeros, vemos cómo tres dibujos animados se introducen en el mundo humano. El objetivo: alejar a los países sudamericanos del movimiento nazi.

 
  
La película, rodada con un presupuesto ínfimo pues la compañía estaba en crisis, no aporta nada nuevo técnicamente. Actores y dibujos animados comparten escenario por una simple técnica de superposición de la imagen, como se puede observar en el fotograma.  Es decir, una vez grabada la escena se introducen los personajes del Pato Donald, José Carioca y Pancho Pistolas.

Tan solo dos años después, en 1946, la compañía Disney reinventa el concepto de Live-Action, referido a ese tipo de películas en las que se filman a actores reales para luego fusionarlos con dibujos animados. La revolución llega con el largometraje Canción del Sur.
Disney se atreve a lanzar un largometraje en el que dibujos y actores comparten escena durante más de 90 minutos. Dejando a un lado la polémica que suscitó la película -fue prohibida en Estados Unidos por considerarse racista-, sí que constituye una evolución en cuanto a la técnica con la que se fusionan los dos tipos de cine.


El gran salto que se consigue con esta película es el de la interacción entre dibujos y personajes reales. Al contrario de lo que sucedía con Los tres caballeros, aquí Tío Remus, interpretado por James Baskett (primer actor afroamericano en recibir un Premio Óscar -en su caso, honorífico-), no solamente habla con los dibujos, sino que éstos se le suben por los hombros, comparten asiento con él, caminan juntos y él les ayuda, le enciende una pipa a un compañero con fuego real. Es decir lo que realiza uno en su mundo afecta a los otros en el suyo.
Siguiendo los parámetros establecidos por esta película se desarrollaron muchas otras que vinieron a continuación, como Diversión y Fantasía Libre (1947), Danny Negro Ovejita (1949) o las clásicas escenas de Mary Poppins (1964) del baile con lospingüinos y el clásico “Supercalifragilisticoespialidoso”.

No obstante, la película que marca un antes y un después en los largometrajes Live-Action, en cuanto a técnica se refiere es, sin duda, ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988)
Esta película estaba destinada al éxito, ya que se juntaron grandes genios en diferentes puestos claves: Steven Spielberg coproduciría la película con su compañía Amblin Entertainment; Robert Zemeckis dirigiría el filme y Richard Williams, con un equipo de 325 animadores, se encargaría de toda la parte de animación.
También supuso la unión de todos los personajes más carismáticos de los dibujos animados, compartiendo cartel las estrellas de la Disney y de la Warner; al fin, se juntaban Bugs Bunny con Mickey Mouse o el Pato Lucas con el Pato Donald.
Desde un primer momento se dijo que la estrella tenía que ser el dibujo, por eso se desechó la idea de Spielberg de darle el papel de detective a Harrison Ford, y sería Bob Hoskins, un actor mucho menos conocido en la época, el que finalmente lo encarnase.
Una vez determinado el elenco de actores y dibujos y creado el personaje de Roger Rabbit, estaba todo listo para hacer historia en el cine.
La realización de la película fue tremendamente difícil. El resultado fue excelente y se consiguió unir el mundo humano con el de los dibujos en todos los sentidos, habiendo en este proceso varias claves. Los personajes animados se dibujaron en tres dimensiones. Al mover la cámara se vieron obligados a dibujar rotando en perspectiva, aumentándolos y disminuyéndolos en relación a la cámara. Esto suponía un mayor gasto de tiempo y dinero, pero el resultado mereció la pena.
En cuanto a la iluminación de los personajes ficticios, supuso también un sobreesfuerzo conseguir iluminar un personaje en tres dimensiones y cuadrarlo tanto con sus sombras como con sus reflejos.
Pero en lo que realmente marca la diferencia esta película es en la manera que tiene de intercalar a los personajes animados con los reales. Yendo mucho más allá de lo que pasaba en la ya citada Canción del Sur, en esta ocasión el protagonista movía objetos, empujaba a personajes o se le movía la ropa. 
La técnica puede parecer simple, pero fue realmente efectiva. Se trataba de dibujar en hojas transparentes y superponerlas en un celuloide ampliado previamente, para de esta forma, coincidir totalmente. Se construyó una nueva cámara denominada Visaflex, para solucionar problemas de densidad, color, textura… También se usaban distintos tipos de negativos para captar diferentes matices acordes con la secuencia.
Para una mayor conexión y arreglado la cuestión de la producción, se tuvo sumo cuidado también con el rodaje. Para empezar se utilizaron cámaras gigantes de Vistavisión, para conseguir fondos lo más grandes posibles y facilitar el trabajo de los animadores.Posteriormente se rodaban las escenas con los actores de carne y hueso, que seguían meticulosamente un storyboard en el que se fijaba claramente la posición de los personajes animados. Estos sets no estaban construidos a ras de suelo, sino a tres metros de altura para poder dejar espacio a los técnicos de efectos especiales que se movían por debajo de la escena, usando brazos y alambres para desplazar a robots que a su vez controlaban muñecos que movían los objetos que posteriormente moverían los dibujos y además ayudaban a los actores a tener referencias visuales. Sí, suena complicado. Porque lo fue.

Si este film supuso un antes y un después en cuanto a las películas en Live-action, la cima de este género llegó en 1996 con la película Space Jam. Con un presupuesto de 80 millones de dólares y contando con la colaboración de la superestrella del baloncesto mundial en aquella época Michael Jordan, los estudios Warner Bros consiguieron armonizar de una manera perfecta el mundo real con el animado, siguiendo los pasos marcados en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?,  para convertirse en la película más taquillera de la historia (en aquel momento) con 225.400.000 dólares. Para cerrar el artículo, os dejamos el trailer original de la película (en inglés, que hay que aprender).



Gabriel Álvarez @Gabisoldado



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