¿Qué relación existe entre Disney y Michael Jordan? Ambos son protagonistas de la historia de una de las técnicas más revolucionarias de la historia del cine: la combinación de personajes reales y dibujos animados. Hagamos un repaso de las películas más significativas en las que aparece esta técnica, centrándonos en la que supuso el mayor hito, la más cara en aquel momento de la productora Disney, 80 millones de dólares entre producción y promoción -también una de las más taquilleras, con 155 millones en EEUU y 175 en el resto del mundo-: ¿Quién engañó a Roger Rabbit?
El cine ha combinado lo real y lo
fantástico desde sus inicios. Las películas en las que actores comparten
escenario con dibujos animados no llegan con el color, ni siquiera con el
sonido, existen desde mucho antes.
Entre 1923 y 1927 Walt Disney produjo una serie de
56 cortometrajes para la serie AliceComedies. En estos capítulos una pequeña niña (que fue interpretada por
numerosas actrices) convivía con personajes de
animación y compartía el protagonismo de la serie con la primera gran
estrella de la compañía Disney, el gato Julius.
En este caso, se introduce algo real en un mundo ficticio. Esto es mucho más sencillo, como
veremos, que hacerlo al revés. La niña solo tenía que actuar como si a su alrededor se movieran los dibujos, y después la compañía de Walt Disney se encargaría de juntarlo.
Más que una fusión, es la suma de dos escenas, puesto que en ningún caso la
actriz se ve afectada por lo que hagan los personajes, o viceversa.
En 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, la
industria del cine se había centrado en lo propagandístico. Disney no fue una excepción. En uno de sus filmes de propaganda, Los tres caballeros, vemos cómo tres dibujos animados se
introducen en el mundo humano. El objetivo: alejar a los países sudamericanos
del movimiento nazi.
La película, rodada con un
presupuesto ínfimo pues la compañía estaba en crisis, no aporta nada nuevo
técnicamente. Actores y dibujos animados comparten escenario por una simple
técnica de superposición de la imagen, como se puede observar en el fotograma. Es decir, una vez grabada la escena se
introducen los personajes del Pato Donald, José Carioca y Pancho Pistolas.
Tan solo dos años después, en 1946, la
compañía Disney reinventa el concepto de Live-Action, referido a ese tipo de películas en las que se filman a
actores reales para luego fusionarlos con dibujos animados. La revolución llega
con el largometraje Canción del Sur.
Disney se atreve a lanzar un largometraje en
el que dibujos y actores comparten escena durante más de 90 minutos. Dejando a
un lado la polémica que suscitó la película -fue prohibida en Estados Unidos
por considerarse racista-, sí que constituye una evolución en cuanto a la
técnica con la que se fusionan los dos tipos de cine.
El gran salto que se consigue con
esta película es el de la interacción entre dibujos y personajes reales. Al
contrario de lo que sucedía con Los tres
caballeros, aquí Tío Remus, interpretado por James Baskett (primer actor
afroamericano en recibir un Premio Óscar -en su caso, honorífico-), no solamente habla con los dibujos,
sino que éstos se le suben por los hombros, comparten asiento con él, caminan
juntos y él les ayuda, le enciende una pipa a un compañero con fuego real. Es
decir lo que realiza uno en su mundo afecta a los otros en el suyo.
Siguiendo los parámetros
establecidos por esta película se desarrollaron muchas otras que vinieron a
continuación, como Diversión y Fantasía
Libre (1947), Danny Negro Ovejita (1949) o las clásicas escenas de Mary Poppins (1964) del baile con lospingüinos y el clásico “Supercalifragilisticoespialidoso”.
Esta película estaba destinada al
éxito, ya que se juntaron grandes genios en diferentes puestos claves: Steven
Spielberg coproduciría la película con su compañía Amblin Entertainment; Robert
Zemeckis dirigiría el filme y Richard Williams, con un equipo de 325 animadores, se encargaría de toda la parte de animación.
También supuso la unión de todos
los personajes más carismáticos de los dibujos animados, compartiendo cartel las estrellas de la Disney y de
la Warner; al fin, se juntaban Bugs Bunny con Mickey Mouse o el Pato Lucas con el Pato
Donald.
Desde un primer momento se dijo
que la estrella tenía que ser el dibujo, por eso se desechó la idea de
Spielberg de darle el papel de detective a Harrison Ford, y sería Bob Hoskins,
un actor mucho menos conocido en la época, el que finalmente lo encarnase.
Una vez determinado el elenco de
actores y dibujos y creado el personaje de Roger Rabbit, estaba todo listo para
hacer historia en el cine.
La realización de la película fue
tremendamente difícil. El resultado fue excelente y se consiguió unir el mundo
humano con el de los dibujos en todos los sentidos, habiendo en este proceso
varias claves. Los personajes animados se dibujaron en tres dimensiones. Al mover la cámara se vieron
obligados a dibujar rotando en perspectiva, aumentándolos y disminuyéndolos en
relación a la cámara. Esto suponía un mayor gasto de tiempo y dinero, pero el
resultado mereció la pena.
En cuanto a la iluminación de los personajes
ficticios, supuso también un sobreesfuerzo conseguir iluminar un personaje en
tres dimensiones y cuadrarlo tanto con sus sombras como con sus
reflejos.
Pero en lo que realmente marca la
diferencia esta película es en la manera que tiene de intercalar a los
personajes animados con los reales. Yendo mucho más allá de lo que pasaba en la
ya citada Canción del Sur, en esta
ocasión el protagonista movía objetos, empujaba a personajes o se le movía la
ropa.
La técnica puede parecer simple,
pero fue realmente efectiva. Se trataba de dibujar en hojas transparentes y
superponerlas en un celuloide ampliado previamente, para de esta forma,
coincidir totalmente. Se construyó una nueva cámara denominada Visaflex, para
solucionar problemas de
densidad, color, textura… También se usaban distintos tipos de negativos para
captar diferentes matices acordes con la secuencia.
Para una mayor conexión y
arreglado la cuestión de la producción, se tuvo sumo cuidado también con el
rodaje. Para empezar se utilizaron cámaras gigantes de Vistavisión, para
conseguir fondos lo más grandes posibles y facilitar el trabajo de los
animadores.Posteriormente se rodaban las
escenas con los actores de carne y hueso, que seguían meticulosamente un storyboard en el que se fijaba
claramente la posición de los personajes animados. Estos sets no estaban
construidos a ras de suelo, sino a tres metros de altura para poder dejar
espacio a los técnicos de efectos especiales que se movían por debajo de la
escena, usando brazos y alambres para desplazar a robots que a su vez controlaban
muñecos que movían los objetos que posteriormente moverían los dibujos y además
ayudaban a los actores a tener referencias visuales. Sí, suena complicado. Porque lo fue.
Si este film supuso un antes
y un después en cuanto a las películas en Live-action, la cima de este género
llegó en 1996 con la película Space Jam. Con
un presupuesto de 80 millones de dólares y contando con la colaboración de la
superestrella del baloncesto mundial en aquella época Michael Jordan, los
estudios Warner Bros consiguieron armonizar de una manera perfecta el mundo
real con el animado, siguiendo los pasos marcados en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, para convertirse en la película más taquillera
de la historia (en aquel momento) con 225.400.000 dólares. Para cerrar el artículo, os dejamos el trailer original de la película (en inglés, que hay que aprender).
0 comentarios:
Publicar un comentario