El pasado 7 de noviembre el tifón
Haiyan, el ciclón más intenso que haya tocado la tierra en la historia, azotó
la isla de Samar en Filipinas. Los resultados fueron devastadores: más de 5.600 pérdidas humanas, a las
que se suman daños materiales que, a largo plazo, podrían suponer muchas más.
Y es que, a la brutalidad e imprevisibilidad del primer impacto de los desastres
naturales, se le suman las terribles consecuencias que persisten en el medio y
largo plazo, cuando la óptica de los grandes medios internacionales abandona
las áreas devastadas por el desastre.
Las costas filipinas quedaron devastadas tras el
pasó de Haiyan. Fuente: FAO